Uno de los aspectos más favorables de las centrales eólicas, según nos dicen sus impulsores, es que la energía generada por ellas tiene la condición de energía limpia y que mediante este tipo de generación eléctrica vamos a evitar la emisión a la atmósfera de una gran cantidad de gases de efecto invernadero. Según Eólicas de Euskadi (http://www.eolicaseuskadi.com/sp/indexsp.html), sólo con los aerogeneradores de Urkilla dicen que, ni más ni menos, nos evitaríamos verter cada año a la atmósfera 85.120 toneladas de CO2 (principal gas causante del efecto invernadero), así como 700 toneladas entre NOX, SO2 y partículas.
Sin embargo, parece claro que no se puede considerar a la electricidad generada por este tipo de macrocentrales como limpia debido al gran impacto ambiental y, sobre todo, paisajístico que provocan; no la podemos considerar como limpia por la incidencia que tienen sobre la avifauna y por la afección que ocasionan en los terrenos donde se asientan. Pero también queda en entredicho que eviten tantos gases de efecto invernadero como nos dicen:
Como todos sabemos, el viento va y viene en cada momento, nunca se mantiene igual. Y por cada pequeña variación en la velocidad del viento, la producción eléctrica de un aerogenerador cambia de manera exponencial.
Pero los consumidores necesitamos estabilidad en el suministro de electricidad que nos proporciona la red, en el voltaje etc. O sea, que es preciso compensar los altibajos en la producción eólica con electricidad producida por plantas térmicas, cuyo nivel de producción responde a la voluntad del hombre.
Ahora bien, las plantas de carbón o de gas natural que se utilizan para esto no pueden funcionar a tope, porque de ser así no habría posibilidad de subir la producción según falla el viento. Tienen que operar, pues, por debajo de su régimen de óptimo rendimiento.
Cualquier ingeniero dirá que una planta térmica emite menos gases de efecto invernadero cuando funciona cerca de su capacidad óptima. Es decir, que al mantener en bajo régimen unas centrales térmicas para estabilizar la producción de los parques eólicos, emitimos más gases de efecto invernadero en la atmósfera por Kwh. producido.
Y cuando el viento sopla fuerte, esas centrales pueden bajar su producción hasta cero, pero no se deja que se apaguen del todo ya que tardarían horas para recalentarse y ponerse en fase con la red cuando faltase de nuevo el viento; y esto causaría apagones. Así que se mantienen calientes, consumiendo carbón o hidrocarburos sin producir electricidad alguna, y emitiendo gases a la atmósfera para nada.
O SEA, QUE UNA BUENA PARTE DE LOS GASES QUE SE AHORRAN CON LA PRODUCCIÓN DE ENERGÍA EÓLICA, ENSEGUIDA SE PIERDEN CON LAS CENTRALES TÉRMICAS, QUE DEBEN “RESPALDAR” LA PRODUCCIÓN DE LOS PARQUES EÓLICOS.
Sin embargo, parece claro que no se puede considerar a la electricidad generada por este tipo de macrocentrales como limpia debido al gran impacto ambiental y, sobre todo, paisajístico que provocan; no la podemos considerar como limpia por la incidencia que tienen sobre la avifauna y por la afección que ocasionan en los terrenos donde se asientan. Pero también queda en entredicho que eviten tantos gases de efecto invernadero como nos dicen:
Como todos sabemos, el viento va y viene en cada momento, nunca se mantiene igual. Y por cada pequeña variación en la velocidad del viento, la producción eléctrica de un aerogenerador cambia de manera exponencial.
Pero los consumidores necesitamos estabilidad en el suministro de electricidad que nos proporciona la red, en el voltaje etc. O sea, que es preciso compensar los altibajos en la producción eólica con electricidad producida por plantas térmicas, cuyo nivel de producción responde a la voluntad del hombre.
Ahora bien, las plantas de carbón o de gas natural que se utilizan para esto no pueden funcionar a tope, porque de ser así no habría posibilidad de subir la producción según falla el viento. Tienen que operar, pues, por debajo de su régimen de óptimo rendimiento.
Cualquier ingeniero dirá que una planta térmica emite menos gases de efecto invernadero cuando funciona cerca de su capacidad óptima. Es decir, que al mantener en bajo régimen unas centrales térmicas para estabilizar la producción de los parques eólicos, emitimos más gases de efecto invernadero en la atmósfera por Kwh. producido.
Y cuando el viento sopla fuerte, esas centrales pueden bajar su producción hasta cero, pero no se deja que se apaguen del todo ya que tardarían horas para recalentarse y ponerse en fase con la red cuando faltase de nuevo el viento; y esto causaría apagones. Así que se mantienen calientes, consumiendo carbón o hidrocarburos sin producir electricidad alguna, y emitiendo gases a la atmósfera para nada.
O SEA, QUE UNA BUENA PARTE DE LOS GASES QUE SE AHORRAN CON LA PRODUCCIÓN DE ENERGÍA EÓLICA, ENSEGUIDA SE PIERDEN CON LAS CENTRALES TÉRMICAS, QUE DEBEN “RESPALDAR” LA PRODUCCIÓN DE LOS PARQUES EÓLICOS.
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